No tiene por qué ser sólo una huelga laboral...
No es por los sindicatos, es por ti, por la sociedad en la que vives...
Los sindicatos convocan, pero nosotros somos su fuerza aunque no nos merezcan. Démosles otra oportunidad, exigentes, nunca incondicionales, conscientes e indignados por sus fallos y dejaciones. Rebeldes. Superemos sus miserias. Que la huelga sea multitudinaria depende de nosotros, que luego se negocie con asertividad, arte y astucia, depende de ellos. Estamos 'marcados' por esta dependencia, pero ...estamos obligados a exigir.
Los sindicatos sin nosotros están vaciados de sentido, y no digo *vacíos* porque no es lo mismo, igual que nosotros sin conciencia social, sin conciencia de clase, cuando nos falta conocimiento y responsabilidad sobre aquello que hacemos que deteriora nuestra vida en sociedad. Cuando van a su aire es porque lo hemos permitimos, porque más que 'delegar' hemos hecho abandono del cuidado de nuestros intereses *comunes*: de la naturaleza, de los derechos humanos, de las reglas que inciden sobre el esfuerzo y sus resultados, de la propiedad y de los abusos de poder, de la justicia, del respeto a las conquistas colectivas, del consumo responsable...
Les hemos hecho nuestros voceros, hemos depositado en ellos -en pos de un orden social- nuestra voz, nuestro *no va más*, nuestro BASTA YA y está a la vista que han perdido liderazgo porque llegan tarde y mal a casi todo. Estamos como estamos porque se conformaron con convertirse en tímidos vigías de las políticas de desarrollo 'insostenible'.
¿Seremos capaces de salir de esta espiral?
Hoy por hoy, los sindicatos recuerdan aquellos entes burócratas y conservadores que tan bien describe Rosa Luxemburgo. Estamos como siempre ante la necesidad de volver a empezar, refundar también estas instituciones y sus fines porque sobran los traiciones de ambas partes.
(Tierra de Genistas)
"... acabaría en lo absurdo si sus competencias quedaran reducidas a las funciones puramente técnicas como la administración de la caja, el reparto del trabajo entre propagandistas y agitadores, el transporte clandestino de lo impreso, la difusión de la prensa, las circulares, los carteles. No se entendería el objetivo político de una institución con tales poderes si sus fuerzas estuvieran dedicadas a la elaboración de una táctica de combate uniforme y si asumiera la iniciativa de una amplia acción revolucionaria. Pero ¿qué nos enseñan las vicisitudes por las que ha pasado hasta hoy el movimiento socialista en Rusia? Los cambios de táctica más importantes y fecundos no han sido inventos de unos cuantos dirigentes y menos todavía de órganos centrales, sino que han sido cada vez el fruto espontáneo del movimiento en efervescencia.
[...]
El inconsciente precede el consciente y la lógica del proceso histórico objetivo precede la lógica subjetiva de sus protagonistas. El papel de los órganos directores del partido socialista tiene en gran medida un carácter conservador: como la experiencia lo ha demostrado, cada vez que el movimiento obrero conquista un nuevo espacio, esos órganos lo labran hasta sus límites más extremos, pero también lo transforman en un bastión contra progresos posteriores de mayor envergadura."
Rosa Luxemburgo - En 'Huelga de masas, partido y sindicatos' - 1906